¡Oh la lá! ¡Bonsoir Paris!

El gusto parisino me viene de chiquita: lo heredé de mi madre y, también, de mi abuelita; pero ellas tampoco nacieron en Francia.
¡Y ni qué hablar del allure que me aportó mi elegantísima bisabuela! ¡Caramba! pero ella, tampoco, era francesa.
A pesar de todo, soy una parisina desde que nací. Ya me lo decía siempre mi padre que yo era más cara que una amante francesa. Es algo tan natural en mí como comer pan con chocolate.
Siempre pensé que el buen gusto era más una cuestión de actitud que de lugar de nacimiento. Algo estilosa, un poco chic, buscadora del allure, pequeña aspirante a tener charme, soy una simple francesa apócrifa que los invita a compartir su diminuto mundo galo. ¡Oh la lá, bonsoir Paris! Busquen una copa de buen vino y unten una deliciosa baguette con un poco de queso de cabra, pónganse cómodos, por favor: ¡Pasen y lean!
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